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Arañas

La longitud de las arañas oscila entre los 0,5 mm. y los 9 cm. que llegan a medir algunos migalomorfos tropicales, los cuales pueden capturar pequeños pájaros; con las patas extendidas alguno de éstos puede sobrepasar los 25 cm. Durante el Carbonífero superior y el Pérmico existieron arañas de más de 50 cm. (foto de una tarántula americana del genero GRAMMOSTOLA de 15 cm. con las patas extendidas).

Los quelíceros tienen una sola articulación, entre la base, muy abultada, y una pequeña uña distal (en el extremo) y habitualmente portan glándulas venenosas. La uña suele quedar protegida cuando no la utiliza dentro de un surco del artejo basal.

Los pedipalpos son similares a las patas, pero no los apoyan en el suelo, sino que los llevan levantados delante del cuerpo. Los machos de muchas especies usan los pedipalpos para cortejar a las hembras, en estos casos pueden ser grandes o vistosos, también lo usan como aparato copulador, que introduce una bolsa de esperma, el espermatóforo, en el cuerpo de la hembra.

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Las arañas son depredadores que paralizan a sus presas usando el veneno de sus quelíceros. La mayoría de las arañas inyectan enzimas digestivas en el cuerpo de la presa, realizando una parcial digestión externa. Muchas mastican a la presa con dientes que forman parte del artejo basal de los quelíceros. Ahí se localizan también normalmente pelos que le permiten filtrar eficazmente el alimento, separando las partículas sólidas del líquido.

Las arañas generalmente tienen muy mala vista, a pesar de tener hasta cuatro pares de ojos simples llamados ocelos, en algunas familias se reducen a tres pares o incluso menos. La ubicación, tamaño y color de los ojos son características distintivas de las familias, es decir, permiten diferenciar unas de otras.

No se conoce ninguna especie de arañas que no produzcan seda, material compuesto de proteínas complejas, que utilizan para diversas funciones: cazar presas y envolverlas en ella; como adhesivo en construcción de túneles, trampas, etc. como forma de locomoción, así como otras muchas utilidades. algunas especies de arañas crean un largo hilo de seda que les sirve como vela para ser transportadas por el viento. Este fenómeno se conoce como aerodispersión. En el extremo posterior del abdomen tienen las glándulas secretoras de seda, estas producen un fluido que se solidifica al contacto con el aire (este fluido es una solución concentrada de proteínas, cuya estructura se transforma justo antes de salir, convirtiéndose en una forma insoluble que rápidamente se deshidrata y se transforma así en la fibra de seda).

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Las arañas son cazadoras solitarias, tienden a considerar cualquier cosa que se mueva y tenga el tamaño apropiado como una presa. Los machos, generalmente más pequeños que las hembras, buscan a éstas activamente, cortejándolas con “danzas” en las que el movimiento rítmico de los pedipalpos tiene un papel importante, para intentar no ser devorados por las hembras. El ritual puede incluir el obsequio de una presa envuelta en seda, lo que en algunas especies es sólo un señuelo, la bolsa de seda, sin contenido, algo realmente curioso es como si el macho «engañara» a la hembra dándole un obsequio que es en realidad el envoltorio vacío, para lograr aparearse. Cuando logra la aproximación, el macho introduce un espermatóforo en las vías sexuales de la hembra utilizando sus pedipalpos, que actúan como órganos copuladores. A pesar del ritual, es habitual que la hembra termine la relación devorando a su pareja.

Como depredadoras, las arañas ocupan una posición terminal en las cadenas tróficas. Desempeñan un papel importantísimo: Son las mayores consumidoras de insectos que hay en la tierra y contribuyen de manera determinante en controlar su número.

La investigación del comportamiento de las arañas es un campo de muy rico. Aunque su capacidad de aprendizaje es pobre, cosa muy común en los artrópodos, poseen una gran variedad y complejidad de comportamientos instintivos (heredados), sobre todo en lo relacionado al cortejo y apareamiento y al cuidado parental. Es notable también la precisión con que algunas fabrican su red de caza.

Todas las arañas, con excepción de las de la familia Uloboridae, son venenosas. En general son más venenosas las arañas que cazan activamente que las que atrapan sus presas al acecho o con trampas de seda. El producto que inyectan los quelíceros sirve a dos propósitos: primero, la digestión externa de la presa, de esta forma la araña absorbe la papilla resultante; segundo, la inmovilización de las presas. Además, algunas arañas migalomorfas (tarántulas americanas) poseen pelos urticantes, que producen irritación cuando se tocan y pueden dañar áreas delicadas, como los ojos.

Las arañas más venenosas conocidas son las australianas de los géneros Atrax y Hadronyche. Los primates, incluidos los seres humanos, resultan ser excepcionalmente susceptibles al veneno de estas arañas, que curiosamente en otros mamíferos producen efectos leves. Se trata de migalomorfos grandes que producen polipéptidos neurotóxicos. La incidencia del envenenamiento, que responde bien al antídoto, es pequeña y llegaron a registrarse 26 muertes en Australia antes de que se desarrollara el suero específico en 1981.

Existen dos grupos de arañas pequeñas cuyo veneno es menos potente, pero que por ser más comunes producen muchos más casos de envenenamiento. Se trata de las viudas negras, del género Latrodectus, y de las “arañas pardas”, del género Loxosceles. (foto de araña parda del género Loxosceles, especie Loxosceles Laeta mide entre 8 y 30 mm.)

Los primeros arácnidos similares a arañas son del orden Trigonotarbida, que se hallan entre los primeros artrópodos que poblaron la tierra firme. como las arañas, los trigonotárbidos eran terrestres, respiraban mediante pulmones en libro y poseían ocho patas. Sin embargo no eran en realidad arañas, ni siquiera ancestros de ellas; conforman una línea evolutiva separada tempranamente del resto de los Arácnidos, pero muy similar a las actuales arañas.

Las arañas representan el orden más grande de la clase Arácnida, emparentadas con otros grupos de Artrópodos, como los insectos, con los que suelen confundirse. Este grupo se encuentra en abundancia en todos los continentes, con excepción de la Antártica. Todas las arañas son depredadoras de pequeños animales, normalmente son solitarias. Producen una seda llamada tela de araña o telaraña, que usan para tejer redes de caza, proteger sus refugios e incluso hacerse llevar por el viento. Hasta la fecha se clasificaron unas 38.000 especies, de estas sólo una docena son realmente peligrosas para el ser humano. La especialidad que estudia las arañas y el resto de los arácnidos es llamada Aracnología. A este mismo grupo corresponden los alacranes o escorpiones.
Las arañas representan el orden más grande de la clase Arácnida, emparentadas con otros grupos de Artrópodos, como los insectos, con los que suelen confundirse. Este grupo se encuentra en abundancia en todos los continentes, con excepción de la Antártica. Todas las arañas son depredadoras de pequeños animales, normalmente son solitarias. Producen una seda llamada tela de araña o telaraña, que usan para tejer redes de caza, proteger sus refugios e incluso hacerse llevar por el viento. Hasta la fecha se clasificaron unas 38.000 especies, de estas sólo una docena son realmente peligrosas para el ser humano. La especialidad que estudia las arañas y el resto de los arácnidos es llamada Aracnología. A este mismo grupo corresponden los alacranes o escorpiones.


Las arañas evolucionaron hace mas o menos 400 millones de años. Tenían segmentación abdominal y órganos que secretan seda. El fósil más antiguo encontrado de una especie con estas particularidades, data de hace 380 millones de años, del periodo Devónico, y se lo conoce como Attercopus fimbriungus.

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